INFANCIA DE JEPPINO GAMBARDELLA


Este ha sido un cuadro frenético, que he encendido en apenas hora y media esta mañana (26/12/2013), sin tener muy claro del todo hacia dónde iba, excepto por la base cromática de una imagen de referencia. 

Pero al final ha sido agradable encontrarme con las calles del pueblo de Jep Gambardella. Quizá sea este su primer recuerdo, noche lluviosa y fría, asomado desde el carrito de bebé. Dice Jep que, de niño, sus compañeros siempre decían que lo que más les gustaba del mundo eran los coños. Pero para él, lo mejor era el olor de las casas de los viejos. Y es que Jep estaba destinado a la sensibilidad; destinado a convertirse en escritor. 

Básicamente lo he pintado con una brocha ancha pero de cerda muy fina, firme y agradable. Solo para algún pequeño detalle he utilizado un pincel medio, repasado luego por el ancho. 

Ha sido una de las experiencias más gratificantes. Iba con una abstracta imagen de referencia, pero que de alguna forma anunciaba la gama de colores que me apetecía jugar. He inventado formas, destellos, historia y contenido, pero es bueno no ir de vacío a la sesión porque puede que al final no termines en ningún lado. Llevar un mapa es bueno, aunque lo tires al suelo al primer brochazo. Me lo digo continuamente, pero muchas veces falto a este sencillo precepto: no se puede pintar la nada. Y tampoco tendría sentido conseguirlo. ¿O sí?


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